CÓMO LA ADICCIÓN SECUESTRA EL CEREBRO
UN SUPLEMENTO EDUCACIONAL DE HELPGUIDE.ORG DE HARVARD HEALTH PUBLICATIONS
Puntos Clave
- La adicción es el deseo intenso de algo, la pérdida de control sobre su uso, y el continuo involucramiento con el mismo a pesar de las consecuencias adversas.
- La adicción cambia el cerebro, primero al trastornar la manera en que se registra el placer, y después corrompiendo otros impulsos normales como el aprendizaje y la motivación.
- Aunque es difícil romper una adicción, no es imposible.
La palabra adicción se deriva de un término en Latín que significa estar esclavizado por o atado a, y cualquier persona que ha vencido una adicción o ha ayudado a alguien a hacerlo entiende perfectamente porqué.
La adicción tiene una larga y poderosa influencia sobre el cerebro, que se manifiesta de tres maneras distintas: deseo por el objeto de la adicción, pérdida de control sobre su uso, y continuo involucramiento con ello a pesar de sus consecuencias adversas.
Durante muchos años, los expertos creían que únicamente el alcohol y las drogas más poderosas podían causar una adicción. Sin embargo, la tecnología de imágenes neurales y las investigaciones más recientes han demostrado que ciertas actividades placenteras, como por ejemplo los juegos de azar, las compras o el sexo, también pueden apoderarse del cerebro.
Si bien el manual estándar de diagnóstico para Estados Unidos (el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Cuarta Edición, o DSM-IV – por sus siglas en inglés) describe varias adicciones ligadas a una substancia o actividad específica, el nuevo consenso que está surgiendo es que éstas probablemente representan múltiples expresiones de un proceso cerebral subyacente común.
Nuevas reflexiones sobre un problema común
Ninguna persona comienza con la intención de desarrollar una adicción, pero muchas caen en la trampa. Analice las últimas estadísticas del gobierno:
- Cerca de 23 millones de norteamericanos, es decir, prácticamente uno de cada 10, son adictos al alcohol o a las drogas.
- Más de dos terceras partes de las personas adictas abusan del alcohol.
- Las tres principales drogas que causan adicción son la mariguana, los analgésicos opiáceos (narcóticos) y la cocaína.
En la década de 1930, cuando los científicos empezaron a investigar qué causaba el comportamiento adictivo, se creía que las personas que desarrollaban adicciones de alguna manera tenían una moral defectuosa o no tenían fuerza de voluntad. Ellos creían que para sobreponerse a una adicción era necesario usar castigos peligrosos o, alternativamente, animar a los adictos a demostrar la voluntad necesaria para romper el hábito.
El consenso científico ha cambiado desde entonces. Hoy en día reconocemos la adicción como una enfermedad crónica que altera la estructura y la función del cerebro. De la misma manera que la enfermedad cardiovascular daña el corazón o la diabetes deteriora el páncreas, la adicción secuestra el cerebro. Esto sucede mientras el cerebro atraviesa por una serie de cambios, desde el reconocimiento del placer hasta el impulso hacia un comportamiento adictivo.
EL PRINCIPIO DEL PLACER
El cerebro registra todo el placer de la misma manera, ya sea que se origine de una droga psicoactiva, una recompensa económica, un encuentro sexual, o una comida satisfactoria. En el cerebro, el placer tiene una característica distintiva: la liberación de la neurotransmisora dopamina en el núcleo accumbens, un grupo de células nerviosas que se encuentra debajo de la corteza cerebral (ver la ilustración). La dopamina liberada en el núcleo accumbens está tan directamente relacionada con el placer, que los neurólogos comúnmente se refieren a esta región como el centro de placer del cerebro.
Todas las drogas de abuso, desde la nicotina hasta la heroína, causan una liberación particularmente poderosa de dopamina en el núcleo accumbens. La probabilidad de que el uso de una droga o la participación en una actividad gratificante lleven a la adicción está directamente relacionada con la velocidad en que ésta promueva la liberación de dopamina, la intensidad de dicha liberación, y la confiabilidad de la misma.
Inclusive el uso de la misma droga administrada de maneras diferentes puede influir en la probabilidad de que lleve a la adicción. Fumar una droga o inyectarla intravenosamente, a diferencia de ingerirla como pastilla, por ejemplo, produce generalmente una señal de dopamina mucho más rápida y fuerte con mayor probabilidad de llevar al abuso de drogas.
Centro de Recompensas del Cerebro
Las drogas adictivas proveen un acceso directo al sistema de recompensas del cerebro, al inundar el núcleo accumbens con dopamina. El hipocampo guarda las memorias de la rápida sensación de satisfacción, y la amígdala crea una respuesta condicionada a ciertos estímulos.
PROCESO DE APRENDIZAJE
En el pasado, los científicos creían que solamente la sensación de placer era suficiente para provocar que las personas continuaran buscando la actividad o substancia adictiva. Sin embargo, estudios más recientes sugieren que la situación es más complicada. La dopamina no sólo contribuye a experimentar placer, sino que también juega un papel en el aprendizaje y la memoria – dos factores muy importantes en la transición desde el gusto a algo hasta volverse adicto a ello.
Según la teoría actual sobre adicciones, la dopamina interactúa con el glutamato, otro neurotransmisor, para apoderarse del sistema cerebral de aprendizaje relacionado con recompensas. Este sistema tiene un importante papel en el sostenimiento de la vida, ya que vincula actividades necesarias para la sobrevivencia humana (como por ejemplo, la alimentación o el sexo) con el placer y la recompensa.
El circuito de recompensas en el cerebro incluye áreas involucradas con la motivación y la memoria, además de con el placer. Las substancias y comportamientos adictivos estimulan el mismo circuito, y luego lo sobrecargan.
La exposición recurrente a una substancia o comportamiento adictivo causa que las células nerviosas en el núcleo accumbens y la corteza prefrontal (el área del cerebro involucrada en las tareas de planificación y ejecución) se comuniquen de una manera que ligue el gusto por algo con desear tenerlo, y, ultimadamente, hacernos perseguirlo. Es decir, este proceso nos motiva a tomar acción para buscar la fuente de placer.
¿TIENE USTED UNA ADICCIÓN?
Determinar si usted tiene una adicción no es nada fácil, y aceptarlo, menos, sobre todo por el estigma y vergüenza asociados con la adicción. Pero aceptar el problema es el primer paso hacia la recuperación.
Una respuesta afirmativa a cualquiera de las siguientes tres preguntas puede señalar un problema con adicción, y por lo menos se debería consultar con un proveedor de cuidados médicos para obtener una evaluación más profunda y orientación.
- ¿Ha aumentado la cantidad de la substancia que usa o adopta el comportamiento más seguido que en el pasado?
- ¿Siente síntomas de abstinencia cuando no tiene la substancia o no adopta el comportamiento?
- ¿En algún momento ha mentido acera de su uso de la substancia o el alcance de su comportamiento?
Desarrollo de Tolerancia
Con el tiempo, el cerebro se adapta de tal manera que hace que el uso de la substancia o práctica de la actividad no cause el mismo placer.
En la naturaleza, las recompensas generalmente se logran únicamente con tiempo y esfuerzo. Las drogas y comportamientos adictivos proveen un acceso directo, inundando el cerebro con dopamina y otros neurotransmisores. Nuestros cerebros no están preparados para contrarrestar esta invasión.
Las drogas adictivas, por ejemplo, pueden liberar de dos a diez veces más dopamina que una recompensa natural, y lo hacen más rápido y de manera más confiable. En una persona que se ha convertido en adicta, los receptores del cerebro se sobrecargan y el cerebro responde produciendo menos dopamina o eliminando los receptores de dopamina. Esta adaptación es equivalente a bajarle el volumen a una bocina cuando el ruido resulta demasiado fuerte.
Como resultado de estas adaptaciones, la dopamina tiene menos impacto en el centro de recompensas del cerebro. Las personas que desarrollan una adicción generalmente encuentran que, con el tiempo, las substancias deseadas no les provocan el mismo placer. Por lo tanto, estas personas tienen que consumir más de las substancias para obtener la misma cantidad de dopamina, ya que sus cerebros se han adaptado. Este efecto se conoce como tolerancia.
LA IMPOSICIÓN DE LA COMPULSIÓN
En este momento, se impone la compulsión. El placer asociado con una droga o comportamiento adictivo ha subsistido, y, sin embargo, la memoria del efecto deseado y la necesidad de recrearlo (el deseo) persisten. Es como si la maquinaria normal de la motivación dejara de funcionar.
En este punto, el proceso de aprendizaje mencionado anteriormente entra a funcionar. El hipocampo y la amígdala guardan información acerca de las señales ambientales asociadas con la substancia deseada, para que puedan ser localizadas de nuevo. Estas memorias ayudan a crear una respuesta condicionada de deseo intenso cada vez que la persona se encuentre con estas señales ambientales.
Los deseos contribuyen no sólo a la adicción como tal, sino a recaer después de una sobriedad que costó mucho alcanzar. Por ejemplo, una persona adicta a la heroína puede estar en peligro de recaer cuando ve una aguja hipodérmica o una persona puede empezar a beber alcohol de nuevo después de ver una botella de whiskey. El aprendizaje condicionado ayuda a explicar por qué las personas que desarrollan una adicción tienen el riesgo de recaer inclusive después de muchos años de abstinencia.
LA RECUPERACIÓN ES POSIBLE
“Simplemente diga no”, como lo sugería la campaña de la década de 1980, no es suficiente. Al contrario, usted puede protegerse (y curarse) de adicciones al decirle sí a otras cosas. Cultive intereses diversos que le den sentido a su vida. Entienda que sus problemas normalmente son pasajeros, y probablemente más importante que cualquier otra cosa, acepte que la vida no siempre debe ser placentera.